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ORACIÓN POR EL SÍNODO DE LA SINODALIDAD

Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre.
Tú que eres nuestro verdadero consejero: ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones. Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta. Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras.
No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del discernimiento, para que no dejemos que nuestras acciones se guíen por perjuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti, para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia, sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos por alcanzar la vida eterna. Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar, en comunión con el Padre y el Hijo por los siglos de los siglos. Amén.

 

Exhortación Apostólica Laudate Deum | Síntesis y reflexión del Cardenal Luis José Rueda Aparicio

 

San José Patrono de la Iglesia universal

 
 
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Miércoles de la sexta semana de Pascua / San Beda, el Venerable, presbítero y doctor de la Iglesia

PRIMERA LECTURA

Vengo a anunciarles eso que adoran sin conocer.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles  17, 15. 22—18, 1

Los que acompañaban a Pablo lo condujeron hasta Atenas, y luego volvieron con la orden de que Silas y Timoteo se reunieran con él lo más pronto posible.

Pablo, de pie, en medio del Aréopago, dijo: “Atenienses, veo que ustedes son, desde todo punto de vista, los más religiosos de todos los hombres. En efecto, mientras me paseaba mirando los monumentos sagrados que ustedes tienen, encontré entre otras cosas un altar con esta inscripción: “Al dios desconocido”.  Ahora, yo vengo a anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer.

El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en él no habita en templos hechos por manos de hombre, porque es el Señor del cielo y de la tierra.  Tampoco puede ser servido por manos humanas como si tuviera necesidad de algo, ya que Él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas.

Él hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras, para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, Él no está lejos de cada uno de nosotros. En efecto, en Él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien lo dijeron algunos poetas de ustedes: “Nosotros somos también de su raza”.

Y si nosotros somos de la raza de Dios, no debemos creer que la divinidad es semejante al oro, la plata o la piedra, trabajados por el arte y el genio del hombre.

Pero ha llegado el momento en que Dios, pasando por alto el tiempo de la ignorancia, manda a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan. Porque Él ha establecido un día para juzgar al universo con justicia, por medio de un Hombre que Él ha destinado y acreditado delante de todos, haciéndolo resucitar de entre los muertos”.

Al oír las palabras “resurrección de los muertos”, unos se burlaban y otros decían: “Otro día te oiremos hablar sobre esto”. Así fue cómo Pablo se alejó de ellos.

Sin embargo, algunos lo siguieron y abrazaron la fe. Entre ellos, estaban Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos otros.

Después de esto, Pablo dejó Atenas y fue a Corinto.

SALMO RESPONSORIAL    148, 1-2. 11-14

R/. ¡Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria!

Alaben al Señor desde el cielo, alábenlo en las alturas; alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos.

Los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra; los ancianos, los jóvenes y los niños, alaben el Nombre del Señor.

Alaben el Nombre del Señor. Porque sólo su Nombre es sublime; su majestad está sobre el cielo y la tierra, y Él exalta la fuerza de su pueblo.

¡A Él, la alabanza de todos sus fieles, y de Israel, el pueblo de sus amigos!

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO      Jn 14, 16

Aleluya. 

“Yo rogaré al Padre, y Él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO

El Espíritu de la verdad les hará conocer toda la verdad.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan   16, 12-15

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: “Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes”.

La reflexión del padre Adalberto Sierra

El amplio espectro del pensamiento y de las ciencias debe ser mirado por el creyente con honda simpatía, porque muestra, al mismo tiempo, la madurez humana y la insondable sabiduría divina. La humanidad solo mirará con hostilidad la falsificación de la fe, esa que se opone a la razón en nombre de Dios, oposición artificiosa e ilegítima, totalmente ajena al mensaje de la fe cristiana.
La vida cristiana, aunque es perfectamente compatible con la razón humana, desborda la razón y hasta la espolea. El mensaje de la buena noticia debe conservar su carácter «provocador» para la razón humana y para los pensadores de la sociedad. De alguna manera, la vida cristiana tiene la tarea de estimular la sociedad humana a superar sus límites y a dirigirse siempre más allá. Esto lo entendió Pablo después de su fracaso en Atenas (cf. 1Cor 1,18-31).
De diversos modos, la humanidad se pregunta siempre por el sentido de la historia. Y se ha dado diversas respuestas, desde la atribución de los acontecimientos al caos o al azar, pasando por la explicación de un destino irracional y caprichoso, hasta llegar a la desesperación por perplejidad, o al optimismo por mayor o menor confianza. Para los discípulos de Jesús, la historia encuentra sentido en él: «mediante él existió todo, sin él no existió cosa alguna de lo que existe» (Jn 1,3), o, como explica el apóstol, «por medio de él se creó el universo celeste y terrestre, lo visible y lo invisible…» (Col 1,16-17). Por eso, seguir a Jesús es mucho más que seguir a un líder; es haber encontrado «el camino» que conduce a la plena realización, tanto individual como colectiva.

1. Primera lectura (Hch 17,15.22–18,1).
Realizada la liberación espiritual, siguió el proceso jurídico de excarcelación, donde Pablo y Silas se declararon «ciudadanos romanos», lo que implicó un avance de su conciencia respecto de su misión entre los paganos, pero regresaron a la comunidad nacionalista (cf. 16,35-40, omitido).
No evangelizaron en Anfípolis ni en Apolonia, porque se dirigieron a Tesalónica, en donde había sinagoga. Y allí Pablo se puso a «polemizar» (cambio de táctica) con los judíos. Logró convencer a algunos judíos, a gran número de griegos adictos al judaísmo y a no pocas mujeres pudientes e influyentes. Los otros judíos reaccionaron invocando una acusación de sedición política y solo los pusieron en libertad con tráfico de influencias. De Tesalónica los sacaron «de noche» (alusión al éxodo) a Berea, donde también había sinagoga. Allí hubo nuevos adherentes: judíos, griegos, señoras distinguidas y hombres. Los judíos de Tesalónica supieron que Pablo judaizaba en Berea y se fueron allí a agitar a la gente. Los hermanos hicieron que Pablo saliera solo (Timoteo y Silas se quedaron) y lo condujeron hasta Atenas, donde lo dejaron en espera de Silas y Timoteo. El Códice Beza añade un nuevo impedimento: «Pasó bordeando Tesalia, pues se le había impedido predicarles el mensaje» (17,15). Luego de que sus compañeros Silas y Timoteo lo abandonaran y que los de Berea lo condujeran hasta el mar, poniéndolo en la ruta a Roma, Pablo tomó la ruta opuesta (atravesar Tesalia para dirigirse al sur), pero de nuevo Dios (sugerido por la voz pasiva) se le opuso (cf. 16,6-7). No se salta los impedimentos puestos por el Espíritu, Jesús, Dios, pero sí los rodea. Al no poder detenerse en Tesalia, lo llevaron a Atenas. Allí prosiguió discutiendo con judíos, con adictos al judaísmo y con atenienses del común. Los filósofos estoicos (sirios) lo vieron como un propagandista de dioses extranjeros, y los epicúreos (atenienses) lo vieron como un charlatán (cf. 17,1-21).
Lo condujeron al areópago y él pronunció un discurso de corte apologético intentando ganarse la benevolencia del auditorio. Su exhortación fue la enmienda urgida con una amenaza de juicio. Cuando habló de la «resurrección» (no del resucitado) dio paso al escepticismo del auditorio y lo dejaron solo. Quedó una comunidad pequeña, con un cierto nivel intelectual, pero él abandonó Atenas. Por primera vez abandonó un lugar sin que se hubiera dado persecución o presión por parte de los paganos ni de los judíos. Y se fue a Corinto. Atenas fue para él un fracaso.

2. Evangelio (Jn 16,12-15).
Los alcances del mensaje del amor universal se dilatan tanto en extensión como en profundidad. Los discípulos aún «no pueden» determinarlos. De hecho, nunca podrán, porque en cada época descubrirán esos alcances en las nuevas situaciones que deberán afrontar. Pero también en este campo está prevista la presencia y la ayuda del Espíritu. Gracias a él, los discípulos nunca serán inferiores a los desafíos de la historia. Por eso, ahora Jesús lo llama «el Espíritu de la verdad», en el doble sentido que el término «verdad» tiene en este evangelio: la verdad liberadora (cf. 8,31) y la verdad salvadora o vivificadora (cf. 1,14), ambos en clave de fidelidad; esta manifestación del Espíritu tiene el futuro como horizonte.
2.1. El Espíritu como guía.
El Espíritu va guiando a los discípulos «en la verdad toda» (ἐν τῇ ἀληθείᾳ πάσῃ), o sea, él siempre pone a su disposición la plenitud del amor liberador y salvador de Dios; en cualquier época los discípulos están capacitados para amar como Jesús, «hasta el fin» (cf. 13,1), pero la percepción de los discípulos es progresiva, en la medida en que estén dispuestos a entregarse, amando igual que su maestro (cf. 13,36).
2.2. El Espíritu de Jesús.
Por eso, el Espíritu «no hablará por su cuenta, sino que les comunicará cada cosa que le digan»; esto significa que la referencia de los oráculos del Espíritu, y, por lo mismo, del amor expresado en obras será siempre la persona histórica de Jesús. Sería arrogante y fraudulento por parte del discípulo desvincularse de la línea de Jesús (cf. 13,12-17), o invocar la inspiración del Espíritu Santo como motivación para hacerlo.
2.3. El Espíritu como intérprete.
Así, el Espíritu irá guiando a los discípulos en el transcurso de la historia: «él les interpretará lo que vaya viniendo», es decir, desentrañará el sentido de los hechos que se van desencadenando a partir de la muerte y glorificación de Jesús. Para el discípulo es claro que la historia tiene una dinámica: todo lo que siga la línea de Jesús tiene el apoyo de Dios y garantía de permanencia; lo que no, está condenado a malograrse, porque carece de consistencia. Así interpreta el Espíritu la historia a la luz del misterio de Jesús.

La historia no es un mero teatro de acontecimientos más o menos hilvanados, más o menos justificables; es la intersección entre el amor inmenso de Dios y la libertad de los seres humanos. Es el ámbito en donde la humanidad, como tal, busca su propia realización. Búsqueda a veces fallida, a menudo exitosa, causante de muerte, partera de vida, pero nunca dada por concluida. Los discípulos de Jesús la vemos como el escenario en donde se verifica el misterio de la vida, pasión, muerte y glorificación del maestro. En ella estamos comprometidos a vivir ese misterio cumpliendo la misma misión que el maestro, y aprendiendo de nuestros errores y fracasos que es arrogancia desviarse del camino, que es él; y de nuestros sudores y lágrimas que él es la garantía de la vida. El amor universal del Padre nos lleva por el camino de nuestra realización, en tanto que el exclusivismo conduce siempre al aislamiento. Si el evangelizador se quedara solo, antes de culpar a los destinatarios del mensaje, debería examinarse en el amor universal.
En la eucaristía sintetizamos ese sentido cristiano de la historia. En ella vivimos la escucha de la palabra del Señor y juzgamos nosotros mismos si la hemos acogido o rechazado; esto nos lleva a determinar por nosotros mismos si estábamos o no preparados para la venida del Señor, venida que se realiza en el sacramento.

Detalles

Fecha:
25 mayo, 2022
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