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Sínodo Diocesano «Vengan y verán» (Jn 1,39). Diócesis de Sincelejo, 49 años evangelizando.

La Diócesis de Sincelejo es la Iglesia de Jesucristo que formamos los fieles católicos guiados por el obispo que reside en Sincelejo, por los presbíteros y los diáconos que residen en nuestras parroquias y con los laicos y consagrados residentes en todo el Departamento de Sucre.

Nuestra Diócesis fue creada el 25 de abril de 1969 por el papa santo Pablo VI, mediante la bula Ad Ecclesiam Christi. Fue e inaugurada el 2 de agosto siguiente. Nuestro primer obispo fue monseñor Félix María Torres Parra.

El ayer de la Diócesis de Sincelejo

El 01 de marzo 1967 se publicó la aprobación por el congreso de la república de la ley que daba existencia jurídica al departamento de Sucre. Este hecho, históricamente importante para esta ciudad y la región, hizo pensar a nuestra gente que el complemento del departamento era la creación de la Diócesis de Sincelejo. Nuestra condición de ciudad mimada por el arzobispo de Cartagena, monseñor José Ignacio López, hizo que los pasos se dieran sigilosamente para no herir la susceptibilidad, dado el afecto y la estima que manifestaba por la ciudad de Sincelejo.

¡Esto son los sofismas del cariño!

Cualquier día y sin motivo aparente se nos presentó monseñor Puppini a la sazón nuncio de su santidad Pablo Vl. El mismo arzobispo de Cartagena fue el autor de la invitación al anuncio para que se conociera la belleza de estas tierras y el futuro promisorio de esta ciudad. Porque monseñor López previó el desarrollo de la región y particularmente de la ciudad de Sincelejo. Y no se equivocó. Se relacionó el nuncio con la familia Rosa, de ascendencia italiana, y tuvieron allí oportunidad de hablarle al respecto, de la necesidad de que fuera Sincelejo elevada a la condición de sede episcopal.

el 25 de abril de 1969 salió publicada la bula pontificia que creaba la Diócesis de Sincelejo, con todas las parroquias que comprendía el departamento de Sucre. Comenzamos la diligencia para preparar la llegada del primer obispo de Sincelejo, monseñor Félix María Torres Parra. En efecto llegó el 02 de agosto de 1969. Le teníamos preparada, además de la recepción, una casa en la avenida las Peñitas, apropiada como para empezar, y alguno de los elementos de trabajo. Un grupo de damas encabezado por doña María Tulena de Guerra, se encargó de entregarle a monseñor Torres las instalaciones y elementos que se le tenían preparada para iniciar su tarea como primer obispo de esta Diócesis. Seguramente que resultaban bien pobres, dada nuestra condición de primerizos en comparación con las comodidades de la Diócesis de donde venía, Santa Rosa de Osos, que llevaba varios años de existencia y abundantes recursos económicos como es tradicional en el pueblo antioqueño, siempre generoso y espléndido con su Iglesia.

La primera preocupación de monseñor Torres fue la de dotar a esta sede episcopal de los elementos indispensables para el cumplimiento de la tarea de pastor. Convocó a una reunión que se realizó en el colegio Nuestra Señora de las Mercedes con la asistencia de un buen número de señores. Los mismos que en todo momento estaban dispuestos a atender los llamados de la Iglesia. Los parlamentarios de Sucre tomaron la iniciativa de votar un auxilio nacional que alcanzó la suma de quinientos mil pesos. Estuvieron al frente de esta iniciativa Remberto Vergara, los hermanos Guerra Tulena, Isaías Carriazo Ealo. Esto fue en los albores de la vida del departamento y de la Diócesis.

Hubo otros aportes como el de la señora Carlota de Zamudio y el de un grupo de caballeros, que, encabezados por el Dr. Humberto Vergara Prados, aportando su contribución para la construcción de las oficinas diocesanas y posteriormente de la casa episcopal en terreros vendidos por un precio simbólico por la comunidad de Madres Franciscanas, cuya superiora, la madre Mauricia, seguramente aconsejada por la madre Amalia, estuvo siempre dispuesta a ayudar a monseñor en la organización de la Diócesis. Otros auxilios los consiguió monseñor con la Santa Sede y los hermanos Guerra Tulena, que han seguido aportando auxilios parlamentarios cada año para ayudar a financiar las actividades diocesanas.

En el curso de los trabajos de estas obras siempre hubo personas que, como de un Abelardo Hernández, Alvaro Romero y el doctor José Ignacio Granados de la Hoz, estuvieron dispuestos a auxiliar con préstamos cuando el padre Velandia se encontraba en serios apuros económicos. Grande auxiliar el Sr. obispo en la realización de los trabajos fue el pbro. Benedicto Velandia de grata recordación. Se entendía con los arquitectos con los maestros de obra conseguía materiales y buscaba dinero.

(Art. tomado del libro Antorcha, Diócesis de Sincelejo, 20 años.)

NUESTRO ESCUDO

La cruz de Cristo sobresale como distintivo fundamental del escudo. El color rojo de la parte superior simboliza el amor, que es la vocación característica de la Iglesia. La estrella de ocho puntas en el color dorado simboliza a la virgen María, venerada como patrona de la Diócesis bajo la advocación de su Inmaculado Corazón, imagen de lo queremos ser. En la parte inferior, los colores plata, verdes y azul simbolizan los elementos naturales que conforman el territorio diocesano: mar, rios, ciénagas y tierra fértil.  (Autor del escudo Pbro. Eduardo Santos Martínez Peña, de feliz memoria)

Actualidad de nuestra Diócesis

  1. Quiénes somos: seguidores y precursores de Jesús:

Somos hombres y mujeres de esta tierra, que por gracia conocemos el inmenso amor del Padre del cielo, quien nos invitó a dar fe y a seguir a Jesús, su hijo nacido de María, y del cual recibimos el Espíritu Santo para experimentar la dicha de ser hijos de Dios.

Somos alegres testigos de ese amor que transforma vidas, y vamos por la tierra dando nuestro testimonio para compartir con todos la felicidad que vivimos, y para preparar así el camino del encuentro de otros con el mismo Jesús, que nos dio nuevos motivos para vivir.

Realidad diocesana

Nuestra diócesis coincide en extensión con el Departamento de Sucre (Colombia), que tiene 26 municipios. Está dividida en seis regiones conocidas como vicarías foráneas, que son conjuntos de parroquias.

  • Golfo de Morrosquillo, Sabana, San Jorge, Mojana, Inmaculado Corazón de María y San Francisco de Asís.

La población de nuestra diócesis está calculada en 620.000 bautizados que habitan en 52 parroquias.

El promedio de sacramentalidad nos arroja los siguientes datos anuales:

  • 8.372 bautismos
  • 4.878 primeras comuniones
  • 2.345 confirmaciones
  • 470 matrimonios

Estos datos y otros los puedes encontrar en el Proyecto Diocesano de Evangelización y Pastoral (pp. 15-20). El ejemplar lo consigues en la Curia Diocesana.