Loading

Chalán, 17 de octubre de 2017.

 

EUCARISTIA: XV ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DEL PADRE JOSE LUIS CÁRDENAS FERNÁNDEZ

HOMILIA: Texto Jn 17, 18b – 19

PERSONAL INVITADOS: PERSONAL DE LA ALCADÍA DE CHALÁN, PRESBITERIO DE SUCRE Y COMUNIDAD DE CHALAN EN GENERAL.

PADRE: RAMÓN GONZALEZ MORA. PBRO.

 

Muy amados hermanos, nos reunimos en torno a esta Eucaristía que nos une en un solo cuerpo a quienes comemos un mismo Pan. La Eucaristía nos convoca también en el día de hoy, para celebrar la muerte y la vida del padre José Luis Cárdenas Fernández, por ser ella memorial de la muerte y de la resurrección del Señor.

Esto permite que esta celebración nos haga sentir y pensar que la vida que Dios nos comunica a quienes optamos por ser sus discípulos nos envuelva y nos explica.

Somos los que vivimos su misma vida y esta vivencia expresa el misterio de nuestra unidad.

La unidad de los cristianos, es ante todo con Dios Nuestro Padre, y se realiza no mediante nuestro esfuerzo humano, sino porque el Padre nos da su Espíritu. Lo que tenemos el mismo espíritu formamos un solo cuerpo.

Nuestra unión con el Padre, se realiza mediante la comunicación del Espíritu, de tal manera que nuestra relación de amor con el Padre, permite hacerlo presente y mantiene el ámbito de su presencia entre nosotros.

Esta experiencia de unión con Dios, nuestro Padre a la manera del hijo amado del Padre, ha de hacerse cada día más interior y más adulta.

La unidad que desea Jesús para los suyos y que es resultado de la unión con él, entre nosotros se hace testimonio como obra del amor mutuo.

La unidad existe cuando los miembros de la comunidad se aman de tal manera que cada uno se entrega a los demás sin límites; José Luis, expresó su amor y su unión con Dios con el colmo de la entrega que fue dando su vida.

La vida que da Jesús con su Espíritu se recibe para darla y en la medida en que cooperamos con el Espíritu se va desarrollando más y más nuestra capacidad de entrega.

Nos damos estableciendo las relaciones con los otros, no dándoles cosas, sino dándonos a nosotros mismos, y cualquier cosa que demos debe contener el don de nosotros mismos.

Cada persona, cada uno es dueño de su ida, es su máxima riqueza para entregar y al entregarla, todos compartimos la riqueza con los demás que es la vida entregada.

La comunidad es rica por ser la suma de vidas entregadas; José Luis entregó toda la vida para enriquecer esta comunidad cristiana.

El hombre no llega a su máximo desarrollo hasta que no aprende a darse del todo como Jesús y lo hace de una manera u otra, no todos de la misma manera.

El Don de sí mismo es todo un camino, pero para hacerse manifiesto este Don necesita acciones concretas.

Que necesario es pensar que para ser una verdadera comunidad cristiana o una verdadera comunidad de presbíteros, es pertinente manifestar nuestra profunda unión con Dios, con un crecimiento en la intensidad, en la progresión y en la extensión del Don de cada uno de sus miembros de acuerdo a su riqueza de su singular contenido personal.

Yo pienso ¡qué por algo nosotros, este año, hemos pensado tanto en la entrega de la vida del padre José Luis! Y creo que nos va a ayudar a centrarnos en nuestra unión con Cristo, con su Palabra, con su Verdad, con su Contenido y entregarnos, porque cuando el cristiano se entrega, cuando el sacerdote se entrega, se encuentra así mismo con su verdadera identidad de hijo de Dios.

Que la Santísima Virgen Inmaculada, patrona de esta comunidad cristiana ruege por nosotros.

 

MUCHAS GRACIAS, P. RAMÓN.