Dios misericordioso, concédenos experimentar en todo tiempo los frutos del misterio pascual que hoy celebramos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Lecturas para Hoy
Hch 16,11-15 / 149,1-6a.9b / Jn 15,26—16, 4
“Buen camino” -Mensaje de Mons. José para Cuaresma y Semana Santa 2022
La Palabra y la reflexión del día
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El Papa: Un sano equilibrio entre modernidad y culturas ancestrales
Reflexión de la Palabra en la memoria de Nuestra Señora del Carmen
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El Papa Francisco y la sabiduría de los ancianos frente a los sufrimientos
Pensamientos de la semana
La revelación del amor de Jesús y la identidad del traidor, mediante el gesto íntimo de dar el bocado del pan, prepara el significado de la pasión, confrontando el amor de Jesús, que responde al querer del padre, con el egoísmo de Judas, que responde al amor de Satanás.
Jesús nos invita amenos sin medidas, superando la barrera del odio que limita nuestra capacidad de amar. Para demostrar que amamos al prójimo, tenemos que procurarle todo el bien que podamos, tanto para el alma como para el cuerpo, rezando por él y sirviéndole cordialmente cuando la ocasión se presente: porque amistad que sólo consiste en bellas palabras no es gran cosa, y eso no es amarse como nuestro Señor nos ha amado, ya que no se contentó con asegurarnos que nos amaba sino que fue más lejos, haciendo todo lo que hizo para demostrarnos su amor.
Bendecida Semana Santa
Jorge Luis López, Seminarista, Configuración Ministerial III Diócesis de Sincelejo
La celebración del Cuerpo y de la Sangre del Señor, lejos de ser un mero hecho folclórico o una simple expresión de religiosidad, es proclamación del reino de Dios con la palabra y el pan, esto es, con el banquete en el que todos somos invitados como iguales a compartir el amor generoso del Padre Creador y a darle gracias por las bendiciones que nos dio para compartir.
La eucaristía es signo y anuncio del reino de Dios. Ella es la escuela en la que se forma el discípulo de Jesús. En ella aprende a ser incluyente y solidario, y a compartir con los demás. En ella muestra el mundo nuevo que pretende construir. Por eso nunca podemos disociar la eucaristía de nuestra convivencia social. Lo propio del discípulo de Jesús es invitar a muchos al banquete de la vida. Esto es lo que hace que nuestra presencia en el mundo sea una luz que ilumina las sociedades humanas. Así cobra pleno sentido la exclamación: «¡Bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar!.
Feliz Domingo y Bendecida Semana Santa para Todos.