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Anatolio Rodríguez Vargas residía en Sincelejo. En sus últimos días de vida recibió la compañía de la Iglesia a través del Sacramento de la Unción a los Enfermos.

Muchos han sido los responsables de que el templo madre de la Diócesis de Sincelejo, la catedral San Francisco de Asís, tenga una cara amable y la comodidad que hoy brinda para celebrar la fe.

Los participantes de esa buena obra han sido desde sacerdotes hasta fieles. Uno de estos últimos falleció este fin de semana en Sincelejo, donde no solo la feligresía, sino la ciudadanía en general le reconoce haber puesto su trabajo para tener una catedral embellecida.

Anatolio Rodríguez Vargas, de avanzada edad y con quebrantos que lo mantuvieron hospitalizado, trabajaba el mármol y se encargó de buena parte de la instalación de este material en la catedral.

Pero el padre Adalberto Sierra Severiche, vicario general de la Diócesis de Sincelejo, conoció un Anatolio más humano y más cristiano: el que con su testimonio ayudó a limpiar la memoria de monseñor Félix María Torres Parra.

Sobre la memoria de quien fue el primer obispo de Sincelejo se han tejido comentarios malintencionados que lo vinculan con la supuesta pérdida de los mármoles del púlpito.

Y según el padre Adalberto, Anatolio defendió con su testimonio la honradez del obispo. La explicación es sencilla y comprobable: los mármoles del púlpito fueron reutilizados bajo la orientación de monseñor Félix en la construcción de la sede o cátedra, que es la silla donde se sienta el obispo.

Y también sirvieron para construir la pila bautismal, donde reposan el techo y la base del púlpito, así como otras partes de este.

La compañía de la Iglesia

Además de ser un defensor de la verdad, Anatolio practicó una vida de fe. En los últimos días recibió la compañía de Dios y su Iglesia a través del sacramento de la unción a los enfermos.

Y este lunes, a las 3:00 de la tarde en la capilla del Cementerio Central de Sincelejo, el padre Adalberto presidirá la eucaristía de exequias.

En la intenciones de las misas que presidirá estos nueve días el vicario general en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro está el nombre de Anatolio como un agradecimiento a Dios por su vida y su obra y en petición por su eterno descanso.

Oremos también nosotros por su eterno descanso y en agradecimiento a su testimonio cristiano.