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Oración por el Papa León XIV

Señor, te pedimos por el Papa León XIV, a quien Tú elegiste como sucesor de Pedro y pastor de tu Iglesia. Cuida su salud, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad.

Concédele valor y amor a tu pueblo, para que sirva con fidelidad a toda la Iglesia unida. Que tu misericordia le proteja y le conforte. Que el testimonio de tus fieles le anime en su misión, protegiendo siempre a la Iglesia perseguida y necesitada.

Que todos nos mantengamos en comunión con él por el vínculo de la unidad, el amor y la paz. Concédenos la gracia de amar, vivir y propagar con fidelidad sus enseñanzas.

Que encuentre en María el santo y seña de tu Amor.

Tú que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

Amén

Padrenuestro. Avemaría y Gloria.

 

Congreso Diocesano de Familias 2025 – Enseñanza 1 – Pbro. Carlos Yepes

 

Audiencia General 21 de mayo de 2025- Papa León XIV

 

Cuaresma 2025: Mensaje de Mons. José Clavijo Méndez.

 
 
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I Domingo de Cuaresma. Ciclo A.

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Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (2,7-9;3,1-7):

EL Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo.
Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.
La serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho. Y dijo a la mujer:
«¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?».
La mujer contestó a la serpiente:
«Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios:
“No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis”».
La serpiente replicó a la mujer:
«No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal».
Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que tomó de su fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió.
Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 50,3-4.5-6a.12-13.14.17

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces. R/.

V/. Oh, Dios, crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,12-19):

HERMANOS:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron…
Pues, hasta que llegó la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputaba porque no había ley. Pese a todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que tenía que venir.
Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.
Y tampoco hay proporción entre la gracia y el pecado de uno:
pues el juicio, a partir de uno, acabó en condena, mientras que la gracia, a partir de muchos pecados, acabó en justicia.
Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de uno solo, con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo.
En resumen, lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos.
Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,1-11):

EN aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.
El tentador se le acercó y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes».
Pero él le contestó:
«Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”».
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”».
Jesús le dijo:
«También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”».
De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los
reinos del mundo y su gloria, y le dijo:
«Todo esto te daré, si te postras y me adoras».
Entonces le dijo Jesús:
«Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”».
Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.

Palabra del Señor


La reflexión del padre Adalberto, nuestro vicario general
I Domingo de Cuaresma. Ciclo A.
Quizá, cuando en el padrenuestro decimos «no nos dejes caer en tentación», no se nos viene a la mente el relato que se lee hoy, pero a Mateo sí.«Tentar» significa dos cosas: o hacer un intento, o someter algo o a alguien a una prueba que verifica su calidad o autenticidad. Aquí se usa en el segundo sentido. La «tentación» es una provocación que carece de fuerza por sí misma; su fuerza se deriva de la posibilidad de persuadir –por engaño, o por halago o por miedo– para inducir a realizar una determinada acción. La tentación de Jesús está en relación con el compromiso que él asumió en su bautismo. Consiste en desviarlo de su propósito de manifestarse como «hijo» de Dios. Esa condición de «hijo» es cuestionada por el tentador.
La mención del desierto y el número de días, que corresponde a los cuarenta años de la travesía de Israel por el desierto, inducen a leer este relato en clave de éxodo. El desierto representa la historia; los cuarenta días, la totalidad de la vida terrena, y las tres tentaciones, además de indicar totalidad, evocan las tres del pueblo en el desierto: idolatría, provocaciones y rebeldía (cf. Deu 9,12-20). El antagonista de Jesús recibe el nombre genérico de «diablo», y después otros dos más. Con esos tres nombres queda descrito del todo.
Mt 4,1-11.
El relato consta de una introducción, la descripción de tres tentaciones, y una conclusión. Jesús es conducido al desierto por el Espíritu para que el diablo lo someta a prueba. Esto indica que la exposición a la tentación no es mala en sí, sino consecuencia de estar animado por el Espíritu.
1. Introducción.
El ayuno de Jesús no es religioso, porque el ayuno religioso era de día, en tanto que el de Jesús es «día y noche». Tampoco es para pedir don alguno, porque él viene de recibir el Espíritu en el bautismo. Mateo hace ver que si Moisés y Elías ayunaron cuarenta días y cuarenta noches (cf. Exo 34,28; 1Rey 19,8), Jesús no es inferior a ellos, pero sí los supera, porque vence la tentación, y con la sola fuerza del Espíritu (cf. Mt 5,6; 21,18).
2. Primera tentación.
El aquí llamado «tentador» toma pie de la insatisfacción de Jesús («hambre») y hace un intento de manipular la fe («dado que eres Hijo de Dios…») para inducir a la acción que él indica: «di que las piedras estas se conviertan en panes». La expresión «las piedras estas», que connotan la libertad soberana de Dios (cf. Mt 3,9) hacen referencia al éxodo (cf. Jos 4,5-9.21-24), al pectoral de los sacerdotes (cf. Exo 28,17-21) y, finalmente, a las losas de la Ley (cf. Exo 24,12). Esto deja entrever que el tentador se ha atrincherado en las tradiciones (éxodo, paso del Jordán) y en las instituciones (Ley, sacerdocio) del pueblo judío e impide que la gente satisfaga su hambre y sed de justicia. La mención de los panes confronta dos maneras de saciar esa hambre: por el poder arbitrario, como sugiere el tentador, o por la generosidad que comparte, como lo hará después Jesús (cf. Mt 14,11ss; 15,32ss). Jesús responde a la tentación apelando a esas Escrituras que el tentador intenta manipular, y declara que la vida del hombre no se nutre de solo pan, sino también de su fidelidad al designio liberador y salvador de «Dios».
3. Segunda tentación.
Ahora se lo llama «diablo», que quiere decir «calumniador, embustero», y se sitúa en «la ciudad santa», Jerusalén. Del desierto pasa a la capital de la tierra prometida, y en esta, concretamente, al alero del templo, donde se suponía que se manifestaría el Mesías. Aquí la manipulación de la Escritura es descarada. Usando un texto que habla de la protección de Dios a los suyos, el diablo, aduciendo otra vez como pretexto la condición de «Hijo de Dios», pretende que Jesús ponga a prueba esa promesa de protección, para demostrarla. Ya que Jesús se negó a arrogarse poder alguno, que demuestre entonces el poder de Dios provocando una intervención de su parte. La respuesta de Jesús, con un texto de la Escritura, declara que el amor divino no se pone en duda. Él usa la expresión «el Señor tu Dios», que se refiere al Señor que los sacó de Egipto (cf. Exo 20,2). No tiene sentido poner a prueba el amor que ya ha sido demostrado. Esta tentación implica a la institución más importante de la religión judía: también ella se ha convertido en instrumento del embustero.
4. Tercera tentación.
Ahora el «diablo» «tentador» es llamado «Satanás», que significa «adversario», con lo que se revela su tercer rasgo, su enemistad contra Dios y contra el ser humano. Seduce y pone a prueba con intenciones hostiles. Prescinde de la referencia a Dios y de la relación con él («hijo de Dios»), pero encumbra al hombre hasta rivalizar con Dios («un monte altísimo»). La tentación ya no se refiere al poder celeste, sino al terrestre: «los reinos del mundo con su gloria», es decir, el poder político y sus dos grandes apoyos, el poder económico y el poder hoy llamado «mediático»: el esplendor de la riqueza y la vanagloria del prestigio. Esta tentación tiene una condición: postrarse ante Satanás y rendirle homenaje, como si fuera Dios. La reacción de Jesús es concluyente: «¡márchate!», que denota una retirada definitiva; el rechazo es total. De nuevo recurre a la Escritura: el israelita tiene claro que solamente se le rinde homenaje y se le da culto al Señor que libera («el Señor tu Dios»), lo demás es idolatría suicida (cf. Deu 6,14-15). Esta última tentación implica la victoria decisiva de Jesús y la derrota terminante de Satanás. Su fidelidad a Dios anula la seducción del diablo.
5. Conclusión
El relato termina haciendo ver que, si el diablo se opone a Jesús y pretende sacarlo del «camino» del nuevo éxodo, Jesús recibe también la ayuda de «ángeles» (cf. Mt 11,10) en la preparación y en el recorrido de ese camino.
La tentación se reviste engañosamente de ropaje religioso para desviar al hombre de su camino y llevarlo a la infidelidad a Dios sin remordimiento de conciencia, creyéndose buena persona y hasta «hijo» de Dios. Si es preciso manipular la palabra de Dios, lo hace con descaro y sin escrúpulo. Y si es posible intentar que el hombre rivalice con Dios manipulando sus ambiciones mezquinas, lo hace con audacia y sin recato. Para vencerla, basta la fuerza de vida y de amor que procede del Espíritu Santo. Vivir de la palabra, discernir sus falsificaciones y rechazar con energía las seducciones del poder, la riqueza y el prestigio: ese es el camino del éxodo que necesitamos recorrer con Jesús en esa cuaresma que es nuestra vida terrena.
Cada año, el ejercicio del tiempo de cuaresma nos ayuda a revisar nuestro camino, para ver si coincide con el de Jesús, y para rectificar lo que nos haya desviado de él.
Las celebraciones dominicales de este tiempo nos irán dando pautas para hacer esa revisión y la correspondiente rectificación con la fuerza del pan que es palabra de Dios, el cuerpo y la sangre de Jesús.
Feliz día del Señor.

Detalles

Fecha:
29 febrero, 2020
Hora:
8:00 am - 5:00 pm
Categoría del Evento: