Centenares de estudiantes, catequistas y ministros extraordinarios de la Comunión a los enfermos asumieron este fin de semana un nuevo año de misión.
Lo hicieron en la catedral San Francisco de Asís, donde monseñor José Clavijo Méndez, obispo de Sincelejo, los envió a su quehacer y abrió el año académico de la Escuela Parroquial de Catequistas (Espac).
El obispo les pidió ser amorosos sin que ello signifique ser alcahuetas con lo que se aparta del Evangelio.
Recordando a san Juan Bosco, ejemplo de la educación en la Iglesia, monseñor resaltó la importancia de la disciplina.
Y reflexionando sobre la Palabra del día, la del sábado de la VI semana del Tiempo Ordinario, habló del egoísmo como causa del mal.
El prelado explicó que el hombre al querer ser Dios se olvida de los demás y que por eso en Colombia se está construyendo un país sin Dios.
“Sin querer queriendo, carcomidos por esta mentalidad (la del egoísmo), hemos ido arrinconando a Dios y lo hemos metido en el cuarto de san Alejo”, señaló.
Esa ausencia de Dios, según monseñor, se da hasta en las familias de los catequistas, que llevan el mensaje de Cristo y forman en la fe.
La fortaleza del Sínodo Diocesano
Los catequistas y ministros extraordinarios enviados a misionar forman parte de las más de 50 parroquias de la Diócesis de Sincelejo en las seis vicarías o zonas, que abarcan todo el departamento de Sucre.
El padre Róberson Acosta Álvarez, director de la Escuela Parroquial de Catequistas que guía a estos misioneros, se sumó al llamado de monseñor a promover más vocaciones a la catequesis.
Estos laicos, entre los que hay religiosas, son una gran fortaleza del Sínodo Diocesano “Vengan y verán” (Jn 1,39), con el que monseñor José se ha propuesto renovar la Iglesia, que cumple 50 años como jurisdicción en Sucre.