El viernes 15 de diciembre, 96 misioneros provenientes de diferentes diócesis del país fueron enviados desde la Casa de la Juventud Villa Bernarda, en Morroa, a evangelizar en las comunidades rurales más apartadas de nuestra Iglesia local.
La hermana Luz Piedad García Zuluaga, superiora de Villa Bernarda donde hacen presencia las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, informó que los misioneros han llegado de Santander, Huila, Antioquia, Caldas, Valledupar, Bogotá, Córdoba, Cartagena y Sucre.
Sus edades oscilan entre los 14 y 50 años, pero la mayoría son jóvenes con vocación y espíritu para desprenderse de las comodidades de sus hogares y donar su tiempo al servicio del Señor.
Las jurisdicciones que se benefician por estos días con la valiosa presencia de estos misioneros son:
*San José, de Toluviejo, comunidades de Nuevo Oriente, Gualón, La Siria.
*Nuestra Señora del Perpetuo Socorrro, de Sincelejo.
*San Juan Evangelista, corregimiento La Gallera, de Sincelejo.
*Nuestra Señora de la Candelaria (Pancegüita), en la Mojana.
*San Mateo, de El Roble.
*Santiago Apóstol, corregimiento de San Benito Abad.
*Basílica Menor del Señor de los Milagros, San Benito Abad.
*Inmaculada Concepción, de Galeras.
*San Francisco de Asís, Ovejas.
*Jesús Resucitado, Sincelejo. Corregimientos de Buenavista, San Antonio, Loma del Tigre.
*San Blas, de Morroa. Corregimientos de Bremen, Las Flores, El Recreo, Sabanas de Cali y Tumba Toro.
Un día antes del envío de estos misioneros, monseñor José Clavijo Méndez, obispo de nuestra Diócesis, presidió la celebración de la Eucaristía y les pidió a estos que les hablen del cielo a las familias que visiten porque el cristiano está en la tierra para preparase su morada allá arriba.
“Nosotros no hemos sido hechos para vivir eternamente aquí. Nuestro cuerpo se va desmoronando, pero en la medida en que nuestro cuerpo se desmorona, crece nuestra esperanza de salvación, seremos llevados al cielo, porque se nos dará un cuerpo glorioso como el del Señor”, recalcó monseñor.
Los misioneros recibieron formación por parte de las Hermanas Franciscanas y de un diácono que les enseñó teología de la Navidad.
Su primera misión al llegar a Sucre fue reunirse con enfermos de Hansen (lepra), escuchar sus historias de vida y compartir con ellos el amor de Dios.
Su regreso a Villa Bernarda es el 24 de diciembre en la mañana.
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