Uno de los frutos del Año Santo de la Misericordia decretado por el papa Francisco en 2015 y que finalizó en 2016 fue un mayor conocimiento de las obras de misericordia.
Fueran espirituales o materiales, el pueblo de Dios conoció cómo acciones cotidianas y sencillas transforman la realidad social al impregnarla de Evangelio.
Tres años después hay huellas muy visibles de la intensa catequesis que recibimos durante ese Año Santo. Las obras de misericordia forman parte de nuestro quehacer cristiano.
En la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro hay un apostolado continuo de un grupo que trabaja silenciosamente y que es un ejemplo a seguir: el voluntariado de Emaús.
Emaús es un retiro espiritual prekerigmático, o sea, allana el terreno para sembrar la semilla del Evangelio. Cada año hay cuatro retiros, dos para mujeres y dos para hombres.
Las mujeres tienen como imagen la cruz y una mariposa, y los hombres, la cruz y una rosa.
Las mujeres organizaron recientemente una jornada de aseo y embellecimiento del ancianato El Socorro, al lado de la parroquia, en Sincelejo. Algunos varones del retiro las apoyaron.
Durante todo un día pintaron paredes, rejas de puertas y ventanas, recogieron basura, transformaron llantas en sillas y mesas y renovaron jardines.
Los materiales los obtuvieron de corazones generosos que quieren mejorar la calidad de vida de los 29 abuelitos que están en la Estación de Plenitud El Socorro, como se llama el ancianato.
Ahora los abuelitos tienen un lugar más agradable, pero la atención no solo es material. Las mariposas sirven al Señor cada fin de semana, brindando su compañía, amor y sonrisas a quienes viven la edad de oro.
Son parte de su familia, y los días que ellas no van, se hacen extrañar y las preguntan. Ellas nos enseñan algunas obras de misericordia, como visitar a los enfermos y consolar a los tristes, pues algunos de los abuelitos padecen achaques o no tienen familia.
La empresa de aseo pública de Sincelejo se vinculó a la actividad.
Esposos e hijos de las mariposas pusieron su grano de arena. Los más jóvenes son del retiro Patah, que es el hijo menor de Emaús. También está dirigido a hombres y mujeres.
“Unos 60 bautizados participamos, todos hemos puesto nuestro granito de arena en una cosa y otra. Vamos a seguir”, explica una voluntaria.
El ancianato subsiste con muy pocos recursos, las donaciones le alcanzan apenas para lo básico. Los abuelitos necesitan alimentos, elementos de aseo, ayudas ortopédicas y medicinas.
Si usted quiere donar, llame al 3145708471.